¿Es posible entenderse con todo el mundo? ¿Podemos llegar a comprender a los demás? ¿Nos resulta cómodo convivir con otros en la vida cotidiana y en el trabajo? ¿Cómo debemos de pensar para respetarnos a pesar de no entendernos? ¿Si todo el mundo se comprendiese se acabarían los problemas?

Para responder a estas preguntas deberíamos hacer un ejercicio de reflexión previo. ¿Qué significa vivir en comunidad? Para responder a esta pregunta… antes deberíamos hacernos otra: ¿Qué es y para qué sirve una comunidad? Llegados a este punto estaría bien comenzar por pensar sobre las acepciones de la palabra c-o-m-ú-n.

“Común” puede significar abundante pero también algo vulgar y corriente, del mismo modo que en el contexto adecuado puede responder a intereses que pertenecen a varias personas a la vez que  invita a unir esfuerzos y recursos por un mismo objetivo compartiendo ideales, principios y valores que ayudarán a recorrer el camino en “Comunión”.

Una “Comunidad” es entonces una asociación de personas que tienen intereses comunes y que forman una sociedad para vivir y trabajar colectiva y ecuánimemente con sus semejantes. Queramos o no, en mayor medida o no, voluntariamente o no, por suerte o no… formamos parte de alguna comunidad y una vez ahí algo tenemos que hacer si nos entendemos y algo hay que hacer si no nos comprendemos.

Llegados a este punto las siguientes preguntas que debemos de hacernos son: ¿Todo el mundo llega a comprenderse a sí mismo y son capaces de reconocerse? Si hay personas que tienen serias dificultades para entenderse a sí mismas, ¿cómo pretenden entender a los demás o incluso que las entiendan? Si hay personas que no son capaces de reconocerse, ¿cómo podrán evaluarse para mejorarse y evolucionarse?

¡Aquí estamos!. Inmersos en una amalgama de conexiones y en un crisol de personalidades que nos invitan a llevarnos bien y llegar a acuerdos a pesar de nuestros desacuerdos. Nos invitan a practicar la libertad sin perder el respeto. Nos invitan a que nos apliquemos e impliquemos en entendernos para comprendernos. ¿Cómo lo hacemos?

La clave reside en la C-o-m-u-i-c-a-c-i-ó-n. Es el medio que hemos elegido para relacionarnos los unos con los otros. Etimológicamente comunicar significa compartir, impartir, conciliar o difundir una información que nos es común y de ese modo capacitarnos para poder aprender a vivir y convivir en “compañía”

¿Pero cómo debemos comunicarnos para entendernos y comprendernos? Veamos unos cuantos“Ceo’s”:

  • Colaborar: Contribuye para que con tus tributos puedas aportar sin necesidad de tener que apartar.
  • Colegir: Reúne todas las cosas que están separadas y haz con ellas buenas ensaladas.
  • Cogitar: Piensa en cómo pensar para poder avanzar cuando a mucha gente tu camino le importe un comino.
  • Componedor: Usa la mediación cuando veas una complicación.
  • Comunero: Sé amable, sociable y campechano si ves que no te estrechan la mano.
  • Concentuoso: Ser conciso, preciso y concreto para transmitir con armonía lo que deseas que vean con sintonía.
  • Conceptista: Expresa sin circunloquios tus ideas ingeniosas para que puedan ser más asombrosas.
  • Conceptual: Describe y expresa de manera clara para que se ilumine tu cara.
  • Conciliar: A través de acuerdos inspira a personas para que sean más cuerdos.
  • Conclusivo: Si confundes los fines con sus finalidades acabarás llegando a todo tipo de fatalidades.
  • Concomitante: Si una cosa acompaña a la otra al menos actúa con el mismo sentido mientras te ayudas y ayudan en lo vivido.
  • Concordante: Cuando tus palabras y tus hechos vienen a decir lo mismo entonces es cuando te alejas del abismo.
  • Coherente: Razonable y con significado lo que haces, dices, piensas y sientes adquiere sentido como es debido.
  • Concordia: Con paz, amor y unión podemos intentar resolver cualquier discusión sin quebrar el lenguaje ni las relaciones en nuestras intervenciones.
  • Condecente: Adecuada, conveniente y correspondiente debe ser tu mente.
  • Coadyuvante: Si decides ayudar, cooperar y colaborar que tu intervención asegúrate que sea para su realización y consecución.
  • Colectivo: Cuando el singular deja paso al plural los múltiples intereses se concentran para que no hayan reveses.
  • Contundente: Sin fisuras, sin ambigüedades, sin intenciones capciosas y sin engaños aprendamos a ser sinceros en nuestros apaños.
  • Conectivo: Nos unimos para ponernos en contacto y nos ponemos en contacto para unirnos creando conexiones a través de nuestras emociones.
  • Conmemorar: Recordar, celebrar, reconocer y aplaudir lo bueno para sea el oxigeno a través del cual resueno.
  • Conmensurable: Mide tus palabras y se considerado con todos demostrando sensatez para tratar a todo el mundo con sencillez.
  • Conmover: Inspira con tu emoción todos los sueños que te hacen ilusión con una historia que nos lleve a la euforia.
  • Construir: Crea utilidades que cimienten oportunidades.
  • Contemplar: Practica la meditación para descubrir cuanta belleza te rodea y dejes de estar en permanente pelea.
  • Contemporizar: Para evitar conflictos y choques innecesarios sé transigente y tolerante con tus adversarios.
  • Conticinio: Aporta paz, sosiego y tranquilidad para que cuando llegue la noche en su máximo esplendor su silencio sea lo que haga que todo el mundo vea.
  • Contorsionista: En contextos angostos y complicados no es momento para ser indisciplinados.
  • Coloquial: Corriente, sencillo, accesible y cercano para poderte llevar de la mano.
  • Colorista: Usa muchos adjetivos sonoros y con colores en tu lenguaje para que todo el mundo quiera probar tu brebaje.
  • Comedido: Antes de hablar… preguntar. Antes de planificar… investigar. Antes de juzgar… observar. Antes de evaluar… escuchar.
  • Competente: Disponer de autoridad sin autoritarismo para saber y saber decirlo sin dejar de ser uno mismo.
  • Comprometido: Cuando tus hechos son mejores que tus palabras te aseguras buenas cosechas cuando labras.
  • Conveniente: En cada momento es preciso no perder los pies del piso pues es necesario ajustarse a lo pactado después de haber hablado.
  • Convergente: Facilitar y ser facilitador y de ese modo poder concurrir en la búsqueda y alcance de propósitos e ideas comunes para hacer de la cooperación nuestra salvación.
  • Copulativo: Necesario para unir los atributos a sus sujetos y poder ser y estar y de ese modo poder sumar.
  • Coqueto: Seductor y atractivo que se adorna sin extravagancias para poder cortejar a las ganancias.
  • Corroborador: Reafirma tus fortalezas ratificando con tus destrezas la confirmación de tu preparación.
  • Cotidiano: A diario y sin desfallecer no te acostumbres en tu hacer.

¿Y con esto ya podremos entendernos para comprendernos? Seguramente NO; porque los humanos somos improbables, impredecibles, impacientes, imperfectos, incomparables, insufribles, inconformistas, finitos, complejos en nuestra sencillez y sencillos en nuestra complejidad pero… ¡merecemos la pena!