¿Alguna vez te has preguntado de qué se alimenta nuestra mente cada día?

No creo que nadie hoy en día pueda cuestionar que nuestro cuerpo necesita alimentos para poder vivir. Proteínas, hidratos de carbono, glúcidos, lípidos, sales minerales…son los nutrientes que obtenemos de esos alimentos para mantener las funciones de nuestro organismo. Nuestro cuerpo tiene la capacidad de metabolizar esos nutrientes y de esta manera poner en marcha esa maravillosa maquinaria que es nuestro organismo, pero está demostrado que cuando se produce un desequilibrio entre la proporción de esos nutrientes nuestro organismo responde con lo que llamamos enfermedad.

Nuestro cuerpo es un sistema compuesto a su vez de diferentes sistemas (circulatorio, respiratorio, endocrino, neurológico..) los cuales, de manera casi fractal, se componen de otros sistemas más pequeños, es una maquinaria casi perfecta pero que necesita equilibrio para poder funcionar de manera adecuada.

Pero, ¿que hay de nuestra mente?, ¿de que se alimenta nuestra mente?.

Cada vez existen más evidencias que cuerpo y mente van de la mano formando con las emociones una especie de trinidad (permitidme la expresión) que conforma nuestra persona. Según como me sienta serán mis pensamientos y según lo que piense acabaré sintiendo y según sean ambos así hablará mi cuerpo. Dicho de una manera más sencilla, Si ahora comienzo a pensar en que algo malo me va a pasar, que voy a sufrir, que sufrirán los que me rodean y permanezco en esos pensamientos durante cierto tiempo mi estado emocional irá navegando entre la angustia, la desesperanza, el miedo, la ira…como mi mente percibe una amenaza ( a la supervivencia, al bienestar, al status quo…) mi corazón comenzará a latir más rápido para enviar la mayor cantidad de sangre a todo mi cuerpo ( respuesta del organismo ante cualquier amenaza), mi respiración se hará más rápida para obtener oxígeno de manera rápida, comenzaré a sentir un nudo en el estómago y/o una presión, más o menos perceptible,  en mi pecho y estos pensamientos negativos acapararán la mayor parte de mi atención siendo incapaz de pensar en cualquier otra cosa.

Nuestra mente se alimenta, fundamentalmente,  de nuestros pensamientos, de nuestras experiencias (físicas y vivenciales) y de nuestras emociones y al igual que nuestro cuerpo necesita cierto equilibrio para funcionar de manera adecuada. Una de las consecuencias que estamos viviendo motivada por la crisis global que padece nuestra sociedad es que nuestras mentes se están sobrealimentando de información negativa lo cual nos está llevando a un estado emocional ,peligrosamente contagioso, de desánimo, tristeza, desesperanza, angustia, temor o ira.

A diferencia de nuestro cuerpo que se alimenta en momentos concretos del día , el alimento de nuestra mente es constante, se alimenta en todo momento, estemos donde estemos. Si nos paramos a analizar lo que podría ser la dieta de la mente en un día cualquiera en una persona cualquiera nos podríamos encontrar con algo así:

– Desayuno compuesto de 200 gr de recortes en derechos sociales, 250 gr de crisis financiera, 150 gr de crispación parlamentaria y 100 gr. de revueltas sociales y guerras.

– Al llegar al trabajo nos podemos encontrar con 100 gr de presión por los resultados, 150 gr de tensión de nuestro jefe, 250 gr de conflictos con algún compañero y unos 300 gr de quejas de clientes.

– Al mediodía, mientras comemos con algunos compañeros seguimos alimentando nuestra mente con unos cuantos gramos de información negativa sobre jefes,compañeros, clientes y, cómo no, una buena dosis de la situación de crisis en la que vivimos.

– Cuando volvemos a casa con el propósito de “desconectar” un poco, encendemos la televisión y el telediario nos alimenta en un primer bloque de una nueva dosis de recortes, crisis financiera, prima de riesgo, ERES para pasar a un segundo bloque de revueltas sociales, guerras interminables, alguna que otra catástrofe natural, unas cuantas dosis de asesinatos y cuando parecía que estábamos ya saciados entramos en un tercer bloque de niños desaparecidos, pederastia, violencia de género, corrupción política y de cuando en cuando algún obituario. Menos mal que al final nos suelen dar de postre alguna noticia cultural ( eso sí, pocos gramos) y por supuesto la sección de deportes ( ¿el opio del pueblo?), que, con un poco de suerte para algunos , puede resultar gratificante.

Después de una larga jornada laboral nos acostamos con la sensación de que nos han absorbido gran parte de nuestra energía y nos entregamos al sueño quien se encargará de digerir toda esta información hasta la mañana siguiente en la que nos levantemos y se vuelva a iniciar el mismo proceso.

Comer una hamburguesa con patatas fritas no es malo para nuestro cuerpo, alimentarnos básicamente de ello puede elevar considerablemente los niveles de colesterol y como consecuencia enfermar. Con la información sucede algo parecido, alimentar nuestra mente con un exceso de información negativa conlleva un desequilibrio similar al que se produce con cualquier exceso en nuestra alimentación.

No estamos hablando de dar la espalda a la realidad ni de mantenernos desinformados, no, no es esa la cuestión. Es importante estar informados, saber lo que está ocurriendo para tomar nuestras propias decisiones y forjarnos una opinión pero es importante ser conscientes que una dieta basada únicamente en información negativa no nos lleva a nada bueno. Del mismo modo que ponemos a dieta nuestro cuerpo  así debemos funcionar con nuestra mente manteniendo una dieta equilibrada de todo tipo de información.

Quizá los medios de comunicación debieran realizar un ejercicio de autocrítica y sobre todo de responsabilidad en este sentido, se puede y se debe informar de lo que ocurre, de todo lo que ocurre. Pero eso no nos corresponde a nosotros y probablemente escape de nuestro círculo de influencia ( o tal vez podamos movilizarnos para cambiarlo) pero lo que sí que está en nuestro círculo de influencia es nuestra libertad para decidir lo que queremos que sean alimentadas nuestras mentes, del mismo modo que decidimos lo que comemos deberíamos elegir lo que pensamos.

AFORTUNADAMENTE no toda la información de este post es negativa, cada vez se palpa más entre la sociedad cierto hartazgo de noticias negativas, cada vez hay más gente que comenta la sobredosis de negatividad que se respira allá donde mires y no son pocos los que , a manera de ayuno, deciden incluso no ver ningún telediario ni leer la prensa. El programa que adjuntamos es un ejemplo de esta inquietud afortunadamente cada vez mayor http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-2-noticias/2-noticias-11-05-12/1403342/

Hay muchas noticias positivas cada día: avances en medicina, descubrimientos, ejemplos de solidaridad, emprendedurismos, héroes anónimos, personas que salen adelante frente a la adversidad, empresas que crecen etc..y la mayoría de ellas circulan por redes sociales con una virilidad sorprendente, surgiendo como un torrente de necesidad de compartir historias o noticias positivas.

El arte, la música, la cultura en general es tan importante para nuestra mente como las proteínas para nuestro cuerpo. El ocio, la diversión, la amistad, la risa, el amor todo ello es fundamental para poder tener una vida equilibrada. Parece necesario plantearse en serio una dieta adecuada para nuestra mente si lo que queremos realmente es cambiar las cosas.

Os dejamos una ensalada de buen humor aderezada con buenos consejos y con un intenso sabor de realidad.

Buen provecho!

http://tedxtalks.ted.com/video/TEDxMoncloa-Mago-More-El-poder