Para que un equipo funcione, se necesita: cooperación, comunicación, compromiso y compenetración entre todos los usuarios.
Además de estos cuatro requerimientos, la motivación es el eje vertebrador de todos ellos. Es aquí donde el coaching de equipos se presenta como la herramienta clave. Estamos ante una dinámica, dirigida por un coach, encargado de acompañar, apoyar y animar a un equipo determinado de personas para que logren sus objetivos.
¿Parece una tarea sencilla? Lo cierto es que no lo es, pues el entrenador o coach cuenta con una formación muy completa y especializada para poder desempeñar su labor de la manera más adecuada y efectiva.
Entonces, ¿en qué se centra el coaching de equipos? El objetivo principal de este proceso es conseguir una mayor cohesión entre los miembros de un equipo para que alcancen, de manera eficaz, sus objetivos.
Para lograrlo, el coaching de equipos se desarrolla a través de una serie de fases, a lo largo de las cuales se emplean diferentes técnicas para desarrollar una cultura colectiva en el equipo, adecuada para cumplir las metas empresariales.
Fases del coaching de equipos
Las diferentes acciones y dinámicas del coaching de equipos, pueden agruparse en cuatro fases.
Estas se inician con la denominada “Fase diagnóstico”, en la que se obtiene una visión clara de la empresa y sus objetivos, y finalizan con la “Fase de seguimiento”, durante la cual se comprueba la vigencia de las medidas que se pusieron en práctica.
Fase diagnóstico
En la primera fase, el coaching de equipo se centra en establecer qué se quiere conseguir y por qué. Se identifican las necesidades de la organización y se convierten en objetivos a cumplir.
El coach tratará de establecer las bases de la armonía y sinergia que han de regir la relación entre él, la empresa y el equipo de trabajo. Estamos ante una relación triangular que ha de basarse en la confianza y la confidencialidad.
Una vez se ha recogido la información necesaria, se elabora un plan de coaching de equipo como hoja de ruta.
Fase de intervención
En la segunda fase, el equipo de trabajo y el coach abordan las áreas y aspectos en los que se debe intervenir. Se trata de establecer las causas por las que, el equipo, no está logrando los objetivos.
Para ello, se tratan cuestiones acerca de los objetivos, la visión de equipo, el sentimiento de pertenencia al grupo, el compromiso y las dinámicas del equipo. El análisis de las diferentes áreas permite identificar las fortalezas, debilidades, oportunidades, puntos de vista, limitaciones o capacidades del equipo.
Estamos ante una especie de autodiagnóstico que revelará el estado actual de la empresa y sentará las bases de hacia dónde se quiere llegar y cómo se procederá para conseguirlo.
Fase de medición
Esta fase se enfoca en evaluar y medir los resultados obtenidos tras las sesiones de trabajo impartidas por el coach. Este ha acompañado al equipo en su día a día, asistiendo a las reuniones, interviniendo si es necesario, a fin de que se consigan las metas fijadas.
Herramientas como encuestas o gráficas son algunas de las más empleadas en esta fase de mediación, que permiten, además, llevar un seguimiento de los resultados obtenidos.
Fase de seguimiento
Se trata de revisiones periódicas para asegurar la vigencia de las mejoras conseguidas en materia de comunicación, trabajo en equipo, confianza, compromiso y demás aspectos conseguidos gracias a las dinámicas de coaching de equipos.
Beneficios del coaching de equipo
Una vez entendemos cuál es el objetivo del coaching de equipos y cuáles son las fases a través de las cuales se desarrolla este proceso, descubramos los beneficios del coaching de equipos para entender por qué se incluye cada vez con más frecuencia en las empresas.
Fomenta la motivación
Como hemos mencionado al comienzo, la motivación ha de ser el eje vertebrador de cualquier equipo de trabajo.
El coaching de equipo consigue sacar a relucir el máximo potencial de cada individuo, mejorando así sus virtudes y fortalezas. Así, los trabajadores recuperan la ilusión y el entusiasmo por sus tareas.
De esta manera, se consigue generar un ambiente de trabajo en el que, cada miembro del equipo, quiere dar lo mejor de sí, sobre todo, cuando son conscientes de la consecución de objetivos.
Refuerza la autoestima de los empleados
El coaching de equipos refuerza aspectos como la confianza, seguridad y sentimiento de pertenencia a un grupo. Los objetivos dejan de ser individuales y se convierten en metas conjuntas, por lo que, cada miembro del equipo es indispensable.
La mejora de la comunicación, la escucha activa, la asertividad y el feedback constructivo, contribuyen a mejorar la autoestima de los empleados.
Mejora las relaciones personales
Si un trabajador se siente motivado, identificado con los valores y tiene sentimiento de equipo, las relaciones entre compañeros de trabajo solo pueden ser positivas.
El coaching de equipos, a través del refuerzo de la comunicación, la confianza y la empatía, minimiza los conflictos en los entornos laborales, abriendo paso al entendimiento, visión de equipo y sentimiento de pertenencia.
Incrementa la productividad
Un equipo bien comunicado, coordinado y motivado se dirige hacia la consecución de objetivos. Un entorno laboral saludable, como el que persigue el coaching de equipos, es el mejor caldo de cultivo para incrementar la productividad y mejorar los resultados empresariales.
Se asientan unas pautas duraderas
Dado que es un proceso que consta de varias fases entre las que se incluye una de seguimiento, las medidas y técnicas adoptadas tiene el objetivo de mantenerse a lo largo del tiempo.
El coaching de equipos persigue cambios sostenibles y duraderos en el seno de una empresa, con el objetivo de que sea más eficiente, mediante la creación de un entorno laboral favorable y saludable.