La formación está sobrevalorada. La motivación está mal interpretada. La Felicidad en el trabajo está mercantilizada. El trabajo en Equipo no es una panacea. Los valores se han transformado en herramientas de marketing. La reputación tiene que ver más con el SEO que con el DE-SEO.

Estos pensamientos son los que lastran a personas y organizaciones a proyectar mensajes confusos y bulos sobre cómo trabajar para vivir y como vivir para trabajar. ¿Hay más vida después del trabajo? ¿Hay trabajos que dan vida? Seguro.

Del mismo modo que todos disponemos del mismo tiempo, 24 horas, pero no todos lo aprovechan igual, con los EQUIPOS pasa algo parecido. Por otro lado trabajar con personas es lo más parecido a cruzar al otro lado del espejo con Alicia en el País de las Maravillas.

Teniendo en cuenta que el ser humano es el único animal capaz de complicarse la vida, está claro que las cosas sencillas no son lo nuestro y encima tendemos a confundir lo fácil con lo sencillo.

Lo queremos todo ya. Resultados inmediatos. Cambios impactantes y permanentes. Los problemas vienen cuando queremos que las cosas cambien y las cosas no tienen ninguna intención de cambiar.

El talento no sirve para nada si detrás de él no aparece una buena persona. Los títulos ya no son una garantía de éxito. Para que el talento sume se necesita buena gente, buenas ideas, buenas decisiones y buen ambiente. El talento será pues lo que de valor a las organizaciones.

Las políticas de retener talentos ya no funcionan. El reto no es retenerlos pues es una misión imposible. El reto es crear un deseo de pertenencia y desarrollo profesional a través de la inspiración, la creatividad, la libertad, la credibilidad, la coherencia y la pasión.

El empoderamiento es voluntariamente obligatorio. Sin delegación sólo encontraremos abnegación. El compromiso es el modo con el que amamos lo que hacemos y hacemos lo que amamos. Sin compromisos sólo hay relaciones vacías llenas de oportunismos, donde desgraciadamente las personas trabajan lo justo para no ser despedidas y se les paga lo justo para tener miedo de irse.

¿Somos una organización tóxica o estamos intoxicados en nuestras relaciones? Las relaciones en el trabajo también son una fuente inagotable de historias maravillosas y/o pesadillas. Relaciones jerárquicas, relaciones con compañeros/as, relaciones con proveedores, relaciones con clientes, relaciones con el mercado…

 

Cuando las máquinas de café, los pasillos y los descansos son los lugares para que los dimes y diretes, las quejas, los chismes y las desavenencias cobren un papel relevante, es entonces cuando hay que pensar que la hipocresía se apoderado de nuestras nóminas y de nuestra forma de comunicarnos.

Cuando la competencia ya no nos sirve para hacernos más competentes o creemos que no tenemos competencia, es entonces cuando empezamos a ignorar nuestras ignorancias y abrimos las puertas al mayor de nuestros fracasos que consiste en creer que tenemos éxito.

La capacidad de mando se confunde con la autoridad y la autoridad con el poder. Mandar es un arte: el arte de hacer que los otros quieran hacer. ¿Necesitamos gente a quien seguir o aprender a seguirnos a nosotros mismos/as? ¿Necesitamos a alguien que nos diga lo que tenemos que hacer o hacer lo que sabemos que hay que hacer?

Ordenar es fácil, liderar es necesario. ¿Qué es liderar? Liderar no delirar aunque se usen las mismas letras pero en posiciones distintas. De ahí que la salud mental de muchos dirigentes puede acabar afectando a sus Equipos.

En definitiva, si quieres construir equipos inútiles en tiempo record te vamos a dar algunas buenas sugerencias que te llevarán al éxito:

  • No hace falta que reconozcas el trabajo de tu gente. Para eso les pagas; para que trabajen.
  • Cuando algo no salga bien busca un culpable rápidamente y haz público y notorio tu malestar.
  • Cuando no sepas que hacer manda cosas a tu gente aunque estén ocupados haciendo otras cosas.
  • Mantén el control sobre todas las cosas. Asegúrate de vigilar en todo momento que todo se hace a tu imagen y semejanza.
  • Da órdenes sin parar. Mantén a tu Equipo siempre preparado para satisfacer todas tus necesidades.
  • No fomentes momentos distendidos. Se viene a trabajar y eso es un asunto muy serio.
  • Cómo todo el mundo ya sabe lo que tiene que hacer no hace falta que digas nada. Nos pagan para trabajar no para hablar.
  • Critica cualquier sugerencia de mejora por parte de cualquiera.
  • Pide más de lo que puedan hacer. Eso les hará fuertes y resilientes.
  • Sé inaccesible. Muéstrate muy ocupado y da la sensación de tener muchas cosas importantes que hacer.
  • Infunde miedo. Eso te ayudará a que el Equipo se ponga las “pilas”.
  • Que tu Equipo haga lo que tú les digas independientemente de lo que tú hagas. Tu trabajo es hacer que trabajen. El suyo que te obedezcan.
  • Atribúyete todos los méritos pues gracias a ti todo funciona como es debido.
  • Asegúrate de dejar claro quién está al mando en todo momento.
  • Busca a alguien con el que puedas espiar a tu Equipo cuando tú no estés.
  • Fomenta la competitividad entre los miembros del Equipo. Eso hará que deseen ser mejores.
  • Céntrate siempre en los resultados por encima de todo.
  • Cualquier iniciativa debe ser censurada sin reparos. No pagas para pensar sino para trabajar.
  • Mantén reuniones periódicas con tu Equipo largas de duración y cortas de contenido.
  • Ten planes que sólo entiendas tú. No necesitas inspirar a nadie. Tus causas son privadas e intransferibles.

 

Si Ferrán Adrià ha sido capaz de “deconstruir una tortilla” seguro que tú también serás capaz de “de-construir” tu propio Equipo.