Hoy venimos a traeros buenas nuevas.

En mitad de esta inesperada avalancha nos damos cuenta de que la ciencia y la tecnología son aliados inigualables para potenciar la interacción humana. Hoy más que nunca.
Por eso hemos desempolvado una de esas investigaciones que hace tiempo nos llamó la atención sobre cómo la NASA entrena a sus mejores talentos para enviarlos de misión a un espacio reducido, durante bastante tiempo, en condiciones de amenaza y con un claro propósito: sobrevivir.

Parece lógico pensar que con tener el mejor talento individual no basta para tener éxito: si vas a tener que convivir mucho tiempo en espacio reducido, sin libertad de movimimiento y bajo la amenaza de caos (o muerte) hay que saber CONVIVIR confinados (aunque sea convivir con uno/a mismo/a).

Desde los años 80 la NASA y poco después nuestra ESA comenzaron a prestar atención a un factor de éxito determinante en cualquier gesta colectiva: la convivencia. ¿Y por qué prestaron atención a esto?. Los equipos de psicólogos que analizan el comportamiento de los astronautas pronto llegaron a la conclusión de que tener éxito en el espacio tenía mucho que ver con la inteligencia emocional.

Tras unas cuantas misiones y mogollón de datos analizados detectaron que aquellas misiones que mejores resultados daban tenían cosas en común, y yendo más allá descubrieron que el perfil emocional de los astronautas de ciertas misiones era la clave.

Lo primero que hicieron fue determinar las circunstancias excepcionales a las que se tenían que enfrentar los astronautas:

1. Estarían confinados en un espacio reducido durante bastante tiempo (las misiones pueden ir desde los dos meses hasta los doce, alguna incluso más).

2. Su sensación de «libertad de movimientos» se vería drásticamente reducida: no se puede hacer lo que se quiera cuando se está en el «espacio».

3. Fuera se encuentra la amenaza, luego lo mejor es salir lo justo, y bien protegidos: el espacio es un lugar letal para la vida humana. No estamos diseñados para vivir en ese tipo de condicones, al menos no de serie. Hay que entrenarlo.

4. Hay que tomar decisiones arriesgadas cada día; el error o la negligencia pueden traducirse en catástrofe y muerte segura.

5. Convivir mucho tiempo así genera demasiado estrés.

6. El estrés altera el comportamiento y las emociones de las personas.

7. El conflicto es bastante probable.

8. Por tanto hay que gestionar esa probabilidad.

Durante años las misiones espaciales han estudiado el comportamiento y la biología del ser humano en un entorno no apto para la vida (al menos la normal). Para ello se han tenido que desarrollar cientos de tecnologías que permitieran hacer frente de manera exitosa a numerosas amenazas que genera el hecho de tener que vivir en el espacio.

Hoy, ese espacio de los astronautas es nuestro «adentro», nuestro confinamiento. Nuestra amenaza también está fuera, igual de invisible que la ausencia de oxígeno para vivir que caracteriza al espacio de nuestros astronautas.

Nos toca ser astronautas de nuestro espacio, por un tiempo. Es una misión de semanas, pero se pueden hacer muy largas. Ahí van algunas de las pistas que se desprenden de algunos experimentos que la NASA está haciendo en las laderas de un volcán de Hawai con condiciones muy parecidas a Marte: un viaje a Marte supondrá convivir un mínimo de 8 meses de viaje hasta allí en una nave con ciertas comodidades pero no tanto espacio. Y eso sólo para llegar: luego toca estar allí y… volver. Casi nada.
El experimento Hi-SEAS lleva en marcha desde 2013, han realizado ya seis misiones con tripulaciones de hasta 6 personas, durante periodos desde los cuatro a los seis meses:

¿De qué se han dado cuenta?, ¿Qué buscan en las nuevas generaciones de astronautas?

1. Puedes ser el mejor biólogo molecular, la mejor ingeniera en telecomunicaciones y no saber convivir: La NASA busca gente que sepa valorar la diferencia y encontrar la compatibilidad de lo propio con lo ajeno.

2. Convivir con otros con poco espacio de libertad requiere habilidades emocionales, no bastan las racionales. Lo que en otro momento era lógico ahora lo es menos, lo que antes era natural ahora quizá no tanto: flexibilidad emocional y paciencia son dos habilidades cruciales que la NASA busca con ahínco.
3. Los futuros astronautas deben demostrar habilidades sociales y saber construir equipo: gente que sepa motivar, con herramientas para hacer momentos de tribu.

4. Saber gestionar el comportamiento y el estrés es clave para acabar las misiones en las mejores condiciones psicológicas. La autorregulación personal requiere un entrenamiento especial que ha sido incorporado a sus programas de entrenamiento (la meditación entre otras).

5. El sentido del humor es la clave.

Sí. Este ha sido una de los descubrimientos más alucinantes que se han encontrado los equipos que estudiaban el comportamiento de los aspirantes a astronautas marcianos en los experimentos de Hawai. Aunque muchos lo sabíamos, ahora la ciencia nos lo confirma y en un momento donde más falta nos hace, porque estamos «de misión».
Se busca gente que sea optimista, con sentido del humor (Joker lo llaman ellos). Parece que en los momentos más críticos de las misiones, tener un «joker» al lado es una bendición para salir del paso.

Así que si eres un «Joker», enhorabuena, eres más necesario que nunca. (Pero ojo, la NASA habla de humor blanco, no negro ni irónico).
Así que si no eres un «joker» pero tienes uno o una en casa, dale importancia, déjale ser la persona que es,, lo agradecerás.
Así que si no eres ni tienes «joker» se creativo porque te va a hacer falta con el paso del tiempo. Piensa o déjate ayudar por gente que te pueda aportar eso que te falta: búscala.

Así que si queremos acabar la misión espacial con éxito además de hacer lo que hay que hacer, hazle espacio al equipo, búscalo, deja que quien tiene el don del humor blanco te aporte sus dosis de disrupción, esas que te quitan tensión y preocupación. Pero sobre todo,

HAZ LO QUE TIENES QUE HACER.