Hace unos días compartíamos con unos profes de Kitesurf (paradisekite.es) lo interesante de la curva de aprendizaje de este deporte tan pintón.
Es un deporte minoritario que cada vez despierta más interés y cuenta ya con unas cuentas competiciones internacionales muy consolidadas. En España, quien más nos ha acercado a este deporte ha sido nuestra joven campeona Gisela Pulido, la niña prodigio del Kitesurf.
Más allá de ser un deporte acuático muy visual aprender a disfrutar de su práctica requiere de unos cuantos peldaños de aprendizaje que cualquier escuela de negocios o institución educativa querría para sus alumnos. Aquí se pueden incluir proyectos de desarrollo del liderazgo personal, emprendedurismo o también de “quemador” de equipos, ya que el trabajo que realiza “por dentro” de la persona toca teclas que afectan a parcelas inseparables de la vida (personal y profesional).
Quien acaba disfrutando de su práctica, ha tenido que pasar sí o sí por un proceso árduo y a veces frustrante donde la clave es la paciencia serena en equilibrio con la determinación. Casi na!.
Casi todo el mundo recuerda el primer día que “surfeó y voló”. Es una especie de ¡Ahaaa!” que cierra un proceso de aprendizaje y da apertura a otro nuevo.
La clave es el Disfrute.
Sin esas pequeñas y a veces embriagadoras dosis de fluidez total no aguantarías la tensión que a veces puede suponer caerte y volver, caerte y volver,,,,, y así decenas de veces. Los tragos de agua de mar que te pegas al principio son para no olvidar. Nadie se olvida de sus primeros “Body Drags”, la maniobra base para recuperar la tabla cuando te vas al agua. Tragas agua hasta cansarte.
Y de repente, pasado un tiempo, una día no sabes por qué te levantas, te deslizas y te ves flotando sobre las aguas. Sientes un tirón mágico en el centro de tu pecho. Es el viento que te quiere arrastrar. Y uno venga a sujetar, que no!. Y a mitad de ese juego de “tu me tiras del pecho y yo te aguanto el tirón”, resulta que te empiezas a mover y deslizarte. Es maravilloso. El viento te remolca desde tu mismo centro del pecho, es un tirón adictivo. Te engancha.
Después, casi como por envidia (no de la buena), ves que otros vuelan en sus trasluchadas y aprovechan el viento mejor que tú. Les da para volar. Aunque esa es otra historia, es lo siguiente que te pide el momento. Despegar. Ahí nos encontramos.
¿Su Curva de Apredizaje?.
Larga y a veces árdua a muchos les merece la pena. Son sensaciones únicas en la vida.
He aquí algunos peldaños de la escalera de su aprendizaje.
- Te tiene que despertar una ilusión destacable, aunque otros no lo entiendan. Si sólo te “llama la atención”, pronto se abandonará. Es más, conviene que otros no compartan tu ilusión, eso es acicate para otros peldaños más adelante. La ilusión es una de las gasolinas más directas para la acción. Cuando te ves en un futuro haciendo algo y te atrae lo que ves, enciendes la chispa de la ilusión. Pero con la chispa no basta. A las primeras derrotas y estancamientos llegará la frustración y si solo cuentas con la chispa, se te quedará corta. La chispa hay que alimentarla.
- Una de las primas hermanas de la ilusión es la voluntad como herramienta, no como castigo. Lo haces porque quieres, es tu elección, nadie te la impone y ser fiel a eso te da gasolina. Con esa motivación retroalimentas la ilusión.
- Pero la voluntad tampoco se sostiene sola. Hace falta otra pata más para dar solidez a la base del aprendizaje: hace falta perseverancia. Perseverar es “condicionarse con un propósito” salga el sol por donde salga. Es una gran fuente de energía personal para aprender casi cualquier cosa.
- Hay que manejarse razonablemente bien en la gestión de la soledad. Lo normal es empezar en el kitesurf con algún amigo, o haciendo algún curso en alguna escuela. Pero con eso,, no se va muy lejos,, lo que cuenta es practicar y practicar. Eso quiere decir que salir con gente de manera regular no es lo habitual. Tienes que gestionarte tus espacios y prioridades . Mirar el parte del viento, mandar algún mensaje a conocidos, elegir playa, ir a ver, volverte porque no lo ves claro, perder una tarde porque el viento no entra, navegar solo y pasarlas canutas las primeras veces o llevar una cometa que no es la adecuada para la fuerza del viento. Para progresar tienes que llevarte bien con tu propia soledad o contar con algún amigo que te quiera mucho.
- Abrir tus esquemas sociales. Para avanzar necesitas aprender de otros o con otros. Te ves en la necesidad de hacer algún tipo de tándem, micro-comunidad o circulo de referencia con personas que buscan los mismo que tu pero que quizá llevas otros procesos. Si uno no está abierto a conocer gente nueva se tarda mucho en progresar.
- Disfrute y atención plena. Es casi la clave angular. Todo lo que hay que invertir en tiempo, horas, dinero y renuncias a otras cosas se ven más que compensadas cuando empiezas ver los resultados de la perseverancia. Es feedback directo e inmediato que te dice lo que estás haciendo bien y qué no hacer para no perder ese disfrute. Este deporte no entiende de prisas. La sensación de gozo que tienes cuando “pillas el momento” es de fluidez total. La atención se transforma en absorción completa. Es como meditar.
- Gestionar tus propios contrarios. Los bloqueos y estancamientos son habituales. Hay días que te enfadas con todo, y si se cruza alguien que “pasaba por ahí” hasta le haces culpable de tus ineptitudes. No te aguantas ni tú. En esos momentos es importante recurrir a algunas palancas de desbloqueo emocional. Volver a lo sencillo suele funcionar bien. Tampoco es buena compañera la euforia del principiante. Demasiado “encañonamiento” te hace venirte arriba y salir disparado por los aires sin querer y tener una desagradable experiencia de aterrizaje forzoso.
- Humildad. Vayas donde vayas siempre encuentras gente que sabe más que tú y gente que parece que sabe menos (o eso te parece a ti). Si uno va de autosuficiente quizá no quedes como alguien que no sabe, pero tampoco aprenderás de quien esté dispuesto a enseñarte. Curiosamente en este deporte a la gente le encanta enseñar, aunque no te conozcan. Reconocer que uno no sabe es una actitud. El tiempo que se tarda en desbloquear este peldaño depende de la envergadura del ego de cada uno. Algunas personas muy fuertes en otras habilidades no soportan verse “débiles o principiantes” en nuevas habilidades, por eso no aprendemos. Reconocer que no se es competente en algo es una buena puerta para progresar cuando uno opta por aprender por su cuenta.
- Aprendes porque haces. Da igual cuantos sepas de teoría de vuelo, de ventanas de potencia o de maniobras de salto. Hasta que no lo haces cientos de veces no aprendes de verdad lo que sabes de cabeza. Eso supone caerse, equivocarse y poner al menos durante un tiempo más enfoque en el propio proceso y no tanto en el resultado. La fidelidad al proceso sin importar el resultado, acaba trayendo resultados.
*Bello y entretenido deporte que trabaja valores universales aún está por regular. A muchos bañistas no les gusta vernos cerca, tiene lógica. Un kite descontrolado es un peligro para todos. Hay que educar en respetar las diferencias de gustos y poder practicar un deporte seguro.