Mihalyi Csikszentmihalyi ( Mihayi para los amigos) es uno de nuestros autores más admirados. Sus investigaciones fueron orientadas a algo tan “poco cientifico” como la felicidad, junto con Martin Seligman ( otro “grande”) se han convertido en unos de los científicos más respetados e influyentes y fundadores de lo que se conoce como la Psicología Positiva. Hasta mediados del siglo XX la felicidad era un concepto cuyo estudio se circunscribía a los campos de la filosofía e incluso de la religión. Mihalyi investigó sobre lo que él llamó “estados de fluidez” cuyas investigaciones están perfectamente plasmadas en su libro “Flow” ( en su versión española, Fluir).
Entre las interesantísimas cuestiones que aborda su obra nos llama una poderosamente la atención , especialmente en lo que a nuestro trabajo respecta, Mihalyi habla de que en toda actividad se dan dos variables, por un lado tenemos la complejidad de la actividad, en nivel de Reto o Desafío y por otro lado manifiesta que toda actividad, a su vez, requiere de unas habilidades para llevarla a cabo. Si el nivel de complejidad de la actividad que estamos realizando es acorde con nuestras habilidades podremos entrar en estados de fluidez.
Sin embargo cuando aquello que hacemos está por encima de nuestras capacidades entonces entramos en un estado que Mihalyi denominada de “ansiedad”( ¿quién no ha escuchado alguna vez aquello de que “este puesto me viene grande”, “esto está por encima de mis posibilidades” o quienes aún no verbalizandolo lo transmiten de mil formas diferentes?) . Por otra parte si el nivel de complejidad de la actividad realizada, bien porque al llevar mucho tiempo realizandola acabamos por dominarla o bien porque la actividad en cuestión está por debajo de nuestras capacidades, entonces es cuando entramos en el estado denominado de “aburrimiento”.
En ninguno de los dos estados se puede desarrollar el talento de una persona , sin embargo cuando aumentamos el nivel de complejidad de una actividad necesitamos mejorar nuestros talentos para poder realizarla de la manera adecuada y de nuevo entramos en el estado de fluidez y es ahí cuando más se desarrolla el talento. Además Mihalyi también nos enseña que venimos de una cultura empresarial en la que asociamos con cierta frecuencia el desarrollo profesional con ascensos en organigramas piramidales donde los puestos se estrechan conforme llegan a su vertice, sin embaargo cualquier persona puede fluir o desarrollar su talento en cientos de actividades que realizamos día a día, la única condición para que esto se produzca simplemente es ser consciente de ello, de que lo tenemos delante. En la mayoría de casos es posible el disfrutar , en mayor o menor medida, del trabajo diario.
Si conseguimos invertir en generar esos estados en nuestros equipos o en nuestras organizaciones tendremos mucho ganado si realmente lo que queremos es desarrollar el talento de las personas.