¿Has oído hablar de la teoría X e Y de Douglas McGregor? Ya han
pasado casi 60 años y seguimos en las mismas. Las dicotomías en el
mundo de las organizaciones nos llevan a extremos contrapuestos
para darle sentido al mundo del trabajo.
Siempre hay y habrá personas comprometidas con su trabajo y
personas que trabajan por compromiso. Siempre habrá personas que
hacen de su trabajo su vocación y personas cuya vocación es hacer
como que trabajan.
Vamos a darles un vistazo a esas tribus que dentro de las
organizaciones ocupan lugares pero no funciones. Practican el
“presentismo” combinado con su “ausentismo”, “egoísmo” y su
“pasotismo” para pretender llevarnos a todos al abismo:

1. Los medallitas.
Saben estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado para
hacerse merecedores de los méritos de los demás y si la cosa no
fuera bien, también saben transformarse en cocodrilos. Se
aprovechan de los demás para conseguir promocionarse delante de
sus superiores. ¿Cómo Controlarlos? Dándoles un diploma ficticio de
reconocimiento o un medalla comprada en una tienda de “todo a 1 €”.

2. Los Cocodrilos.
Son los que con sigilo y aprovechando que les das la espalda, te
clavan sus afiladas opiniones y descréditos y siempre están al acecho
de ver lo que has hecho y de ese modo poderte fagocitar por tu
inoperancia funcional. ¿Cómo Controlarlos? No puedes. Siempre van
a criticar y condenar a tus espaldas y luego lo negaran todo. Lo único
que puedes hacer es hacerles saber que sabes quiénes son y cómo
son y si algún día quieren ir de cara… tú sabrás estar a la altura.

3. Los agobiados.
Están constantemente preocupados. Transmiten ansiedad. Algunas
veces están sobreactuando. ¿Cómo Controlarlos? Valorar la
naturaleza de su ansiedad y no tolerar la sobreactuación.

4. Los montañas rusas.
También conocidos como ciclotímicos. Unos días están arriba y otros
están abajo y así sucesivamente como en una montaña rusa.
Pretenden que los demás sintonicen con su carácter que alterna
caprichosamente entre la euforia y la melancolía. ¿Cómo
Controlarlos? Hacerles ver que su inestabilidad genera desconfianza.

5. Los pasotas.
Adoptan una actitud de indiferencia hacia el trabajo y sus
circunstancias. ¿Cómo Controlarlos? Comunicándoles que su trabajo
es muy apreciado por otras personas que están en el paro.

6. Los serpientes.
Es una persona que intenta que los demás hagan siempre su trabajo.
Trabajan constantemente la seducción y la persuasión y hacen lo que
sea para conseguir sus propósitos, sea ético o no. Son manipuladores
pero debajo de esa fachada no hay más que inseguridades. Si son
descubiertos se vuelven agresivos y obsesivos. Si no les descubres,
con el tiempo, te espera una “muerte dulce”. ¿Cómo Controlarlos? Se
les abre la puerta de la organización mientras se cambia la cerradura
de la puerta de entrada.

7. Los celosillos.
Sus emociones están condicionadas por una actitud de celos y
envidias hacia lo que los demás compañeros tienen. ¿Cómo
Controlarlos? Requieren paciencia, tiempo y, a veces, tratamiento
psicológico.

8. Los culpabilizadores.
Desplazan hacia los demás sus fracasos buscando culpables o
situaciones especiales que han provocado lo sucedido. ¿Cómo
Controlarlos? Obligarles a argumentar las culpas. Siempre es bueno
responderles: “Y qué piensas hacer tú para resolver esto”.

10. Los hipercríticos.
Suelen mantener una crítica constante y destructiva hacia los demás
y practican poco la auto-criítica. ¿Cómo Controlarlos? Obligarles a
argumentar sus culpas. Preguntarles que pueden hacer ellos al
respecto.

11. Los salarísimos.
Suelen utilizar repetidamente las frases “yo vengo a trabajar por el
salario a fin de mes, sino de que” ó “para lo que me pagan”. ¿Cómo
Controlarlos? Recordarles que existe el seguro de desempleo.

12. Los “maltos” (malvados y tontos)
Se han acostumbrado a actuar de manera desconfiada y con cierta
malicia. No tienen reparos a la hora de mentir. ¿Cómo Controlarlos?
El problema de un tonto-malvado es que has de bajar mucho a su
nivel emocionalmente e intelectual para que te entienda. Cuanto más
lejos, mejor.

13. Los gracietas.
Es un tipo de trabajador que expresa su malestar emocional e
insatisfacción laboral propagando constantes rumores sobre la vida
personal de otros trabajadores. Eso en principio puede ser gracioso
pero es cuestión de tiempo de ser víctima de estos individuos. ¿Cómo
Controlarlos? Intentar ubicarlos en lugares donde hagan el menor
daño posible o cortar de raíz.

14. Los Cotillas.
Especie que se alimenta de la carroña emocional y la divulgación de
bulos en la nueva época de las “Post-verdades” y los dimes y diretes
tecnológicos. ¿Cómo Controlarlos? No alimentando sus dimes y
diretes. Dejar de seguirle el juego hasta que se aburra de sí mismo/a.

15. Los Sabiendos.
Grupo de acción que aún sabiendo lo que tienen que hacer siempre
buscan una excusa, plausible en muchos casos para no hacerla, lo
que acaba desconcertando a todo el mundo pues su argumento no se
basa en el no querer sino en el no poder. ¿Cómo Controlarlos?
Pedirles que se organicen, que prioricen y que hablen menos y hagan
más.

16. Los Escaqueadores.
Éstos a diferencia de los “sabiendos” no son tan sutiles ni rebuscados
y a la primera que pueden se largan con tanto sigilo, que cuando
quieres enterarte ya te encuentras solo y no dejas de preguntarte
cómo lo hacen, si hace un momento estaban todos aquí. ¿Qué ha
pasado? No queda más remedio que aceptar que tienen poderes
sobre la ubicuidad. ¿Cómo Controlarlos? Anticipándose a ellos y
estando atentos a sus movimientos haciéndoles participes lo antes
posible de la situación a la que “teóricamente” se quieren escaquear.

18. Los legalistas.
Nacieron con el estatuto de los trabajadores debajo del brazo. Son
seres milimétricamente educados para leer las líneas, entre líneas y
más allá de las líneas según sea el marco regulador y el convenio
laboral, junto a la derogación de ciertas leyes que pueden sentar o no
un precedente. ¿Cómo controlarlos? Todo derecho conlleva una
responsabilidad recíproca, así que bendito sea el estatuto de los
trabajadores.

19. Los encargados.
Éstos tienen el corazón partido. Por una parte son personas que
tienen que trabajar y por otra también tienen que hacer que los
demás trabajen. Los más peligrosos son aquellos que su único trabajo
es mandar por mandar y si no te gusta… te mando a la calle y punto.
¿Cómo Controlarlos? Formarles para evitar que su pedantería se
coma su eficacia y arruine al Equipo.

20. Los delicados.
Son trabajadores con múltiples problemas físicos y emocionales que
resultan ser más útiles para la sanidad pública que para la empresa,
sin tener la necesidad de aprobar unas oposiciones por las bajas que
obtienen. Dentro de los delicados están los Listillos, que se
aprovechan de la laxitud de su médico de familia para justificar que
no pueden trabajar con las uñas descascarilladas, pues eso les
genera tal dosis de ansiedad, que les provoca un pánico atávico que
les impide trabajar como es debido. Así se pueden tirar meses e
incluso años. ¿Cómo Controlarlos? Asunto delicado pues con la salud no se puede jugar.

Se puede contratar un detective privado o
privadamente invitarle a que cambie de empleo o busque la baja
permanente no revisable por su cuenta.

21. Los peñazos.
Se trata de una especie laboral que te agotan por “osmosis cutánea”
al adherirse a ti y no dejarte de contar cosas, sin importar lo que sea.
Tienen complejo de reportero. Son tan pesados como llevar un
yunque de llavero y un ancla por testigo. Cómo no sabes cómo cortar
tal verborrea, decides seguirle la corriente permaneciendo en un
estado de somnolienta vigilancia, mientras buscas alguna excusas
para poderte marchar. ¿Cómo Controlarlos? ¡¡Correeeee!! Busca algo
que hacer lo antes posible y si tienes mucha confianza dile lo pesados
que son con amor a través de las ventajas de dejar de serlo.

22. Los Yetis del NO.

Son personajes laborales especializados en
oponerse a todo e incluso han llegado a oponerse a estar en
oposición, sólo para fastidiar y sacar de quicio al resto del personal.
Se alimentan de la polémica y son grandes tergiversadores. ¿Cómo
Controlarlos? Evitar entrar en demagogias con ellos evitando sus
demagogias. También es muy útil usar su talento para poner a
prueba futuros proyectos. Pasar por su filtro nos ayudará a estar
preparados para cualquier contratiempo.

23. Los Flojos.

Son personajes que confunden estar alerta con estar
alarmados, las oportunidades con los riesgos y ven los avances en el
mundo laboral como entendían y pensaban los antiguos lo que te
podía pasar si ibas a Finisterre; que unos dragones te comerían como
aperitivo por haber osado a ser tan curioso y aventurero. ¿Cómo
Controlarlos? Sin duda llevándoles a un Outdoor Trainig para que
puedan vivir experiencias que segreguen adrenalina, serotonina,
cortisol, dopamina y oxitocina. La ventaja es que son totalmente
legales y naturales.

24. Los Pelotas.
Son un grupo de colaboradores adiestrados en la poesía y la
hipocresía. Endulzan tus oídos y sacian tus deseos para hacerte creer
que son de tu confianza con tanta alabanza. ¿Cómo Controlarlos?
Aquí los que nos tenemos que controlar somos nosotros. Si nos lo
acabamos creyendo acabaremos confundiendo la realidad con la
ficción.

25. Los Quejicas.
Siempre ven problemas hasta en la misma solución. Son capaces de
quejarse de sus propias quejas y aún así no hacer nada para
remediarlo, pues alguien tendrá que tomar cartas en estos asuntos,
porque ellos están muy ocupados vaticinando el fin del mundo.
¿Cómo Controlarlos? Respira profundamente. Apúntate a clases de
meditación. Déjales que tengan su derecho al pataleo y una vez que
hayan acabado de lamentarse… pídeles que reflexionen lo que les
pides y luego vuelve a hablar con ellos.

26. Los Sabelotooos.
Son la élite de la fuerza laboral. Si el mundo se mueve es porque
ellos dieron su permiso para hacer que tal aseveración se convirtiera
en un axioma y tal axioma en una filosofía del buen hacer, difundida
como profecía que se tiene que cumplir por “narices” por no
mencionar otras partes del cuerpo. Reivindican el reconocimiento
permanente de sus titulaciones y méritos. ¿Cómo Controlarlos?
Explicándoles la diferencia entre tragarse un diccionario y leerse un
diccionario aplicando el concepto de humildad aunque la “h” sea
muda.

Pero y ¿los Jefes?, ¿de los Jefes qué?. Bueno,,, eso será para otro momento.